El método que nosotros recomendamos debido a su facilidad y eficacia es germinar en un vaso de agua, en un lugar templado y oscuro entre 20/22 ºC. Se ajusta el Ph del agua entre 6,0 y 6,5 y se echan las semillas (no aconsejamos usar aguas muy duras). Es recomendable añadir una gota de agua oxigenada para evitar que el agua pueda pudrirse y/o cambiarla cada 24 horas.
Es normal que al principio las semillas floten, pero en cuanto empiezan a abrir, se precipitan hacia el fondo del vaso. En 24/76 horas, las semillas se abren y sacan su primera raíz.
También es eficaz hacerlo entre algodones o servilletas, con la desventaja de que si las semillas se deshidratan frenarán el proceso de germinación.
El tiempo de duración de la semilla en germinar se ve influenciado por el grosor y dureza de la corteza que la rodea, siendo de más fácil germinado las semillas pequeñas que las grandes y robustas.
En cuanto la semilla ha abierto y ha asomado la raíz, con cuidado, sacaremos del agua (algodón, servilletas) las semillas, y las plantaremos a una profundidad de 0,5 a 1 cm. Regaremos con cuidado, vigilando que la tierra quede húmeda pero no empapada.
A partir de este momento, las plantas ya necesitan de luz. En cuestión de horas/días (según el método de cultivo) la plántula asoma y empieza el crecimiento.
No es aconsejable plantar más de una semilla por maceta, ya que las plantas empezaran a competir por el espacio y los nutrientes y perderemos rendimiento.
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